Familias donantes, extrabajadores, egresados y representantes de la cooperación internacional destacaron los frutos del esfuerzo de 50 años, el milagro de la Universidad de Piura, en un encuentro de emoción y nostalgia.
Por Tania Elías. 02 mayo, 2019.El inicio de las clases en la tercera parte del edificio principal de la UDEP, la odisea para llegar al campus a través del arenal (que debían atravesar los 9 primeros docentes y los 97 alumnos), las visitas para pedir a las familias piuranas su respaldo al proyecto UDEP y cómo se sumaron los donantes del terreno fueron algunos de los temas de conversación de quienes llegaron al Campus Piura de la UDEP, al mediodía del sábado 27 de abril.
Algunos, eran personajes con cabellos blancos, que se admiraban de ver un campus tan verde, pero que no dejaban de recordar cómo era todo al principio y lo contaban a los estudiantes y trabajadores que participaron en la develación del Hito de Reconocimiento.
Fue una ocasión para agradecer a quienes, en estos primeros 50 años de actividades académicas de la UDEP, contribuyeron de modo incondicional con su desarrollo. “Lo que queremos y esperamos para los donantes y para todos los que nos han apoyado, es haber hecho presente el bien con nuestros hechos y nuestras obras. Es impresionante ver, en las fotografías de la exposición, cómo ha cambiado (el campus); pero estamos probablemente más felices por todo aquello que no se ve; por este logro institucional: el de formar mejores personas, mejores profesionales. Es lo que buscamos para el bien del Perú, para el bien del mundo entero”, enfatizó el rector Antonio Abruña.
A nombre de las familias benefactoras, Luis Caminati Romero agradeció a la UDEP por permitirles ser “donantes generosos”. “Recuerdo que don Ignacio Orbegozo le explicó el proyecto UDEP a mi abuelo. Él tuvo mucha ilusión e interés en desarrollar la Universidad. Las generaciones posteriores de los donantes estamos orgullosos de lo que se ha hecho. Realmente es un ejemplo y una buena iniciativa privada. Cuando las intenciones son buenas, se genera eso”, dijo.
En la ceremonia, el embajador de Italia, Giancarlo Maria Curcio, recordó que fue su padre quien dio inicio al apoyo italiano en el proyecto de la UDEP, hace más de 35 años. “Leer el nombre ‘Cooperación italiana’ me dio mucha emoción, como el saber que Italia pudo colaborar de una forma tan determinante en el desarrollo de una Universidad tan importante, tan significativa, que está formando a tantos, nuestro futuro y el futuro del país”, expresó.
Cápsula del tiempo
Como ha sido en estos primeros 50 años, en los que los mensajes del fundador San Josemaría y los pioneros han servido de inspiración a las generaciones que han pasado por la UDEP, la comunidad universitaria de 2019 enterró una “Capsula del tiempo”, en el Hito de Reconocimiento. Esta será abierta el 2044, cuando la Universidad celebre sus Bodas de Brillantes.
En la cápsula se incluyeron los diarios regionales del día, suplementos especiales por los 50 años, la memoria anual 2018, las insignias académicas de las facultades, fotos de la actividad y un libro con 250 mensajes que alumnos, egresados, autoridades y personal UDEP entregaron, voluntariamente, en las últimas semanas, con el fin de inspirar a la Comunidad UDEP, en sus 75 años.
Cada elemento fue depositado por representantes de los trabajadores, docentes, alumnos y egresados. A ellos se sumó en el cierre, el Rector quien entregó una carta que recuerda la esencia de la Universidad de Piura, la que confía que se fortalecerá al 2044, rumbo al centenario.
El rector Abruña explicó el significado que para él dejaba la “Cápsula del tiempo”. “Lo pasado pasó. Nos quedan las raíces y el cariño, nos queda todo lo que nos han enseñado; pero no estamos estancados en el pasado, lo nuestro es el futuro. Tenemos que pensar en lo de más delante, y esto también es como un mensaje que queremos dar. En estos primeros 50 años hemos agradecido, hemos reconocido, porque somos todos los que estamos aquí: estudiantes, profesores, trabajadores, gentes que empezaron en la Universidad y ahora pues, tenemos canas; y bueno, todo sigue; para ir haciendo más grande a Piura, al Perú, a las personas”, refirió.
“Les animo a poner esa esperanza de que, con la ayuda de Dios, con nuestro esfuerzo y con nuestra pasión, podamos entregar a quienes estarán aquí dentro de 25 años, algo tan bonito, tan bueno, de todos esos frutos que no vemos, como nos lo han entregado los que han estado en estos primeros 50 años”, afirmó.
El momento fue más que emotivo. “Ya no estaremos”, decían algunos asistentes. “Nosotros no, pero la UDEP sí”, respondían otros. El evento culminó con un brindis y una salerosa marinera. Una tarde emotiva que marcó una reflexión más en los 50 años.